Desayuno en el balcón bajo la lluvia untando pétalos de rosas en mi tostada. Ahuyento a las palomas despistadas que se acercan a contemplar la escena. Aún me parece cercano aquel rostro orgulloso que se marchó sin despedirse. Me duele, como me duelen los días. Tan solo quiero esconderme tras la vida.
No puedo pedirte que saques el cuchillo de palabras secas que mi alma alberga. No puedo pedirte que vuelvas a terminar lo que empezaste. Es peligroso mirar hacia delante cuando lo único que hay es un cielo negro sin estrellas. Siempre tenemos el recuerdo del sol brillando sobre nuestras cabezas y así la noche eterna se desvanece cuando sentimos que hay más amor del que creemos.
Dame tiempo, ese tiempo que se escapa entre mis dedos.
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